Otro año más, la Virgen del Rocio, la Novia de Málaga, recorrió las calles de su barrio. Y como no podía suceder de otra manera, le ofrecimos una petalada desde los balcones engalanados de nuestra casa. Para dicha ocasión, Mónica, mi esposa, confeccionó una guirnalda de hiedra, paniculata y margaritas, que colocamos en el azulejo de la Virgen de la Paz que preside la fachada de la vivienda.
Al paso de la Virgen del Rocío, sonó una de mis marchas procesionales favoritas, Coronación de la Macarena, en un formidable bis que se prolongó desde mediados de calle Rodrigo de Ulloa hasta el número 44 de la calle Fernando el Católico.
Al paso de la Virgen del Rocío, sonó una de mis marchas procesionales favoritas, Coronación de la Macarena, en un formidable bis que se prolongó desde mediados de calle Rodrigo de Ulloa hasta el número 44 de la calle Fernando el Católico.
Como la procesión acumulaba cierto retraso –tenía prevista la llegada al Santuario de la Patrona a las 21.00 horas- , el trono de la Virgen del Rocío fue mecido para que la Novia de Málaga recibiera la petalada y el tradicional obsequio de una canastilla de flores por parte de Candela, nuestra hija; ofrenda que recogió Paquito Cantos en nombre de la Hermandad.
Nos acompañaron el sábado familiares y amigos, destacando especialmente la presencia de mi abuela Ana, que con 99 años, no quiso perderse la petalada a la Novia de Málaga.
El video fue grabado por mi compadre, Juanma.