El pasado sábado 22 de Mayo fue un día especial para nuestra familia. Esa tarde, la Virgen del Rocío, titular de la Hermandad de Penitencia, con sede en San Lázaro, transcurrió por delante de nuestra casa en su tradicional procesión de Pentecostés, recibiendo el homenaje que Ella se merece.
En primer lugar, reconocer el gesto de la Cofradía hacia una calle donde, a pesar de que radican en ella las casas hermandades de dos cofradías, Monte Calvario y Amor, no disfrutamos en exceso de procesiones. La segunda de las hermandades, el Amor, únicamente recorre una parte de la calle, aunque un buen número de viviendas adornamos nuestros balcones desde el Viernes de Dolores.
Un día muy especial, puesto que estrenábamos azulejo en la fachada. Azulejo que regalaron mis padres hace un par de años y que, por distintos motivos, aún no habíamos colocado. Un azulejo realizado mediante técnica industrial pero con un acabado similar a los pintados a la usanza tradicional.
Para su realización tomamos como referencia un azulejo del Cristo de la Cena de Sevilla, realizado con motivo del cincuenta aniversario de la hechura de dicha imagen. Nuestro azulejo combina también los colores blanco y azul, utilizando como motivo principal el excepcional dibujo que Antonio Moreno Curado trazara del rostro de María Santísima de la Paz, regalo de bodas de mi hermano Pablo y que preside nuestro dormitorio.
Además del dibujo de Curado, necesitábamos una orla que lo enmarcara; dibujo que realizaría mi gran amigo y cofrade de la Cena de Granada Patricio Carmona Luque. Añadimos también unos sentidos versos compuestos para nuestra Virgen de la Paz allá por el año 1.991, cuando creamos un coro para participar en la misa dominical en la desaparecida Capilla de la Estación. Por último, la magistral mano de Julio Salcedo, amigo desde la infancia, que unificó las distintas partes del azulejo componiendo el dibujo definitivo.
Se trata del único azulejo que existe de María Santísima de la Paz en la vía pública; antaño existía uno –que gustaban más bien poco, la verdad- en la fachada de la antigua Capilla. Ojalá en breve podamos contemplar alguno más.
Ahora volvamos al tema que nos ocupaba. Para la procesión de la Virgen del Rocio engalanamos los balcones con los faldones burdeos y preparamos una formidable petalada para la Virgen del Rocío. Los mayordomos de trono tuvieron a bien parar el trono delante de nuestra casa. Candela, nuestra hija, al paso del trono de la Virgen, entregó una canastilla de flores a la Novia de Málaga, que fue depositado a sus plantas. Los miembros de la Cofradía agradecieron el detalle, fundiéndome en un sentido abrazo con David y Manolo, compañeros de varal cada Jueves Santo en la Virgen de la Paz.
Nos acompañaron nuestra familia –destacar la presencia de mi abuela Ana, que sentada en su carrito y a sus 98 años quiso estar presente- así como numerosos amigos que quisieron compartir con nosotros este momento tan especial.
Las fotografías que os adjunto fueron realizadas por mis amigos Rafael Carmona y Julio Salcedo.