El pasado sábado 22 de Mayo fue un día especial para nuestra familia. Esa tarde, la Virgen del Rocío, titular de la Hermandad de Penitencia, con sede en San Lázaro, transcurrió por delante de nuestra casa en su tradicional procesión de Pentecostés, recibiendo el homenaje que Ella se merece.
En primer lugar, reconocer el gesto de la Cofradía hacia una calle donde, a pesar de que radican en ella las casas hermandades de dos cofradías, Monte Calvario y Amor, no disfrutamos en exceso de procesiones. La segunda de las hermandades, el Amor, únicamente recorre una parte de la calle, aunque un buen número de viviendas adornamos nuestros balcones desde el Viernes de Dolores.
Un día muy especial, puesto que estrenábamos azulejo en la fachada. Azulejo que regalaron mis padres hace un par de años y que, por distintos motivos, aún no habíamos colocado. Un azulejo realizado mediante técnica industrial pero con un acabado similar a los pintados a la usanza tradicional.
Para su realización tomamos como referencia un azulejo del Cristo de la Cena de Sevilla, realizado con motivo del cincuenta aniversario de la hechura de dicha imagen. Nuestro azulejo combina también los colores blanco y azul, utilizando como motivo principal el excepcional dibujo que Antonio Moreno Curado trazara del rostro de María Santísima de la Paz, regalo de bodas de mi hermano Pablo y que preside nuestro dormitorio.

Se trata del único azulejo que existe de María Santísima de la Paz en la vía pública; antaño existía uno –que gustaban más bien poco, la verdad- en la fachada de la antigua Capilla. Ojalá en breve podamos contemplar alguno más.

Nos acompañaron nuestra familia –destacar la presencia de mi abuela Ana, que sentada en su carrito y a sus 98 años quiso estar presente- así como numerosos amigos que quisieron compartir con nosotros este momento tan especial.
Las fotografías que os adjunto fueron realizadas por mis amigos Rafael Carmona y Julio Salcedo.
1 comentario:
Me ha gustado el detalle del motivo a tu Virgen de la Paz, de la que siempre al pasar por tu calle, siempre me paro al contemplarla; que casualidad que es como si volviera a sus orígenes, cuando al principios de los años veinte del siglo pasado, un grupo de ferroviarios andaluces, erigieran canónicamente al Real Santuario de la Victoria.
Publicar un comentario