Cada Semana Santa es distinta.
Aunque habitualmente vemos las cofradías en los mismos lugares, siempre queda tiempo
para descubrir nuevas estampas.
La Semana Santa del 2.012, a
pesar de la inestabilidad meteorológica, también se ha convertido en un año para
el descubrimiento de momentos interesantes.
Sinceramente, creo que el
fenómeno de la globalización también ha afectado a la Semana Santa de tal
manera que resulta complicado encontrar algo distinto.
En las capitales este fenómeno
parece agudizarse aún más, con cofradías que parecen seguir modelos seriados. Más,
como señalaba al principio del artículo, siempre queda espacio para lo
original, especialmente en los pueblos de las distintas provincias andaluzas. Claros
ejemplos los encontramos en Córdoba, con
las Hermandades de los Remedios de Ánimas y los Dolores; en Sevilla, la Soledad
de San Lorenzo; y en Málaga, podemos admirar la Expiración, el Sepulcro y, muy
especialmente, Servitas.
Ésta última, La Venerable Orden
Tercera de Siervos de María Santísima
de los Dolores, no se trata de una Cofradía a la usanza tradicional. Ni
siquiera está integrada en la Agrupación de Cofradías, aunque su funcionamiento
interno sea similar al de cualquier otra Hermandad de Penitencia.
Desde la pasada Cuaresma me apetecía volver a contemplar Servitas
por las calles de la ciudad. Eran demasiados los años sin hacerlo. Tomé mi
cámara de video y marché hasta San Felipe con mucha antelación para poder
colocarme en buen sitio y grabar la
salida.
Y llegó mi primera sorpresa. La plazuela frente a la puerta de San
Felipe estaba repleta de malagueños para contemplar la salida de la Virgen de
los Dolores. Así que me coloqué en el mejor sitio de los posibles y preparé mi
cámara.
La segunda sorpresa fue la interpretación por parte de un contratenor,
acompañado del sonido de órgano, de una composición sacra dedicada a la Virgen
de los Dolores. Este acto, fruto de la generosidad y devoción del propietario
del Museo del Vidrio, se me antoja como uno de los actos más singulares e íntimos
de la Semana Santa malagueña.
El sobrecogedor silencio dio paso a los tambores sordos de dos miembros
de la Banda del Real Cuerpo de Bomberos, que tradicionalmente acompañan el
trono de la Señora de los Dolores, marcando el paso en su tránsito por las
calles malagueñas.
Posteriormente me dirigí hasta la calle Arcos de la Cabeza, mágico
enclave intramuros de Carretería que me transportó hasta la Málaga barroca, de
callejuelas estrechas y oscuras, de calles empedradas. Un tránsito mágico que
volví a grabar para deleite del que desee visionarlo.
No obstante, y desde mi más profundo respeto hacia esta Orden Tercera
de Siervos, he de señalar que hay varios aspectos que contribuirían a mejorar
notablemente su puesta en escena sin variar un solo ápice su idiosincrasia.
Hoy por hoy, se me antoja una tremenda paradoja el que el trono de la Virgen de los Dolores inicie su caminar e interrumpa su paso a golpe de una vulgar chicharra, timbre o pseudo-llamador de sonido tan desagradable que resta romanticismo y malagueñismo a tan señera Orden Tercera. ¿Qué razones existen para que no se coloque una campana, de sonido grave y serio, que sutilmente se golpee a la usanza de los tronos de nuestra cuidad? ¿Representaría ello una pérdida fundamental de identidad? Ciertamente no lo creo. Es más, considero que la campana, de reducidas dimensiones y colocada de manera discreta, colaboraría a mejorar los mágicos sonidos de una procesión que combina los tambores roncos, las voces de los lectores y el silencio respetuoso de cuantos la contemplan.
Mas el punto en el que deseaba nombrar con mayor interés es la
controvertida utilización de focos artificiales para alumbrar el rostro de la
Virgen de los Dolores. Una polémica muy antigua, que ocupa cientos de
comentarios en el ambiente y, de un tiempo a esta parte, en los foros de
internet.
Sobre este punto, discusión realmente no hay: existe casi plena unanimidad
en cuanto a la necesidad imperiosa de eliminar el foco, antiestético y
carente del sentido litúrgico de la luz
de la cera como símbolo de nuestra Fe.
Recordemos que, tiempo atrás, y con buen criterio, la Orden Tercera
tomó la decisión, no sin cierta polémica, de prescindir de la diadema luminosa.
Posteriormente se dispusieron cuatro
fanales de cera en las esquinas del trono. Efectos renovadores, sin restar un
solo ápice de autenticidad al conjunto plástico, pero que aún requiere la
eliminación del incómodo foco.
No comparto los criterios de quienes la defienden por tradición. Se
trata de un argumento estéril que ya no posee fundamento por cuanto la
renovación ya se inició tiempo atrás y difícilmente podrán paralizar su proceso
natural. Sucederá más temprano que tarde, pero sucederá.
Soy consciente de la preocupación
de los miembros de esta Orden Tercera por conseguir una iluminación
satisfactoria para la Virgen de los Dolores prescindiendo de la tecnología.
¡Tecnología en forma de timbre y de luz para lo más señero de nuestra Semana
Santa! ¡Qué contrasentido¡
Sin embargo, se pueden arbitrar
alternativas. Y hoy os presento la que modestamente considero más adecuada. Mi gran amigo Patricio Carmona, grandísimo
artista y mejor persona, ha realizado un boceto de cómo podría conseguirse esta
iluminación utilizando únicamente cera natural: tan fácil como la incorporación
de dos pequeños arbotantes con tulipas que, colocados en las esquinas del
trono, pudieran iluminar a la Señora de los Dolores.
Patricio ha ideado los arbotantes en madera oscura, con una artísticas
bases de orfebrería y originales coronillas que los rematan en plata, siguiendo
el estilo que realizara el genial Seco Velasco. Sencillo y efectivo. Sin restar
un ápice de protagonismo a la Dolorosa y sin alterar su visión. El diseño de
Patricio consigue dos objeticos: en primer lugar, garantiza la iluminación permanente durante el transitar por las calles; lo
segundo, permutar la actual visión, fría y artificial, por una luz natural,
cálida y marcadamente litúrgica.
Los aficionados a la fotografía o a la grabación de video lo agradecemos.
Pero quien lo agradecerá especialmente será, sin duda alguna, la Dolorosa de
Servitas.
5 comentarios:
Es un proyecto interesante, la verdad que la imagen de servitas ganaria muchisimo en la calle, tambien decir sobre el diseñador que ya ha diseñado varios enseres en la semana santa granadina.
No eres el único, Ricardo, puedes estar seguro, en lo que tan bien comentas respecto a la chicharra y a la iluminación. El proyecto que presentas es magnífico, y una buena idea a la Orden Tercera para que vayan adaptandose a "otra forma" de procesionar su bella imagen.
Me parece un proyecto magnífico. Son unos brazos de luz preciosos y quedan estupendamente integrados en el conjunto. Y lo más importante, no restan ni un ápice de protagonismo a la bellísima imagen servita. Ojalá este proyecto se vea hecho realidad.
Preciosos artículo, voy ahora a ver los Videos . Alberto Coca
Sin duda, la sustitución del foco por una iluminación "natural", mejoraría la belleza de la imagen en la calle, permitiría aumentar la seña de identidad de la Orden en su recorrido procesional, que en mi modesta opinión, no es otro que la asociación de seriedad y "arcaicismo", y facilitaría la toma de imágenes. ¡Que impresionante sería poder contemplar la procesión en una calle recogida, iluminada tan solo con el titilar de la luz de cera en lugar de tan antiestético foco y con una campana discreta y ronca!
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